Mi ciclo menstrual de este mes de febrero no ha sido como en los últimos meses. Hacía tiempo que no me he levantaba tan manchada y, lo peor, que han vuelto los dolores.
Puedo confesar que, antes de quedarme embarazada de mí primer hijo, solía ser de las afortunadas que la menstruación me molestaba relativamente poco, pero después de mi primer parto la cosa cambió. No eran los conocidos espasmos menstruales los que sentía sino un dolor más vaginal, en la zona el periné y en los huesos isquiones de mi pelvis. Hacía mucho tiempo que este dolor había desaparecido y volvía a gozar de mis ciclos, pero este mes ha vuelto.
Aunque distinto, però ha sido inevitable pensar en esa época en que el dolor físico y emocional se fusionaban y volver por unos instantes en el recuerdo de lo que ocurrió en esa sala de partos.
Pero no todo ha sido malo, después de una tregua con menstruaciones sin el dolor, me he dado cuenta, que por primera vez, el sufrimiento emocional ha quedado a un lado.
Durante bastantes años los días de la menstruación eran una tortura para mí, no era solo mi cabeza la que me iba proyectando constantemente los momentos desagradables del parto, sino que durante unos días de cada mes un dolor físico también me los recordaba.
Siempre he relacionado este dolor con mi primer parto ya que empezó después de su vivencia, hay profesionales que piensan como yo y otros que no le dan la misma importancia y recetan solamente analgésicos. Creo que no solo es el dolor que puede calmarse con una pastillita sino todos los recuerdos que aparecen con esta sensación. Esos que salen del interior a consecuencia de cortes, pinchazos, suturas, prácticas agresivas,…
Solo espero que la sombra de este dolor olvidado me haya visitado para celebrar un año más de mi hijo y no vuelva para despertarme recuerdos tormentosos.
Os deseo unas felices menstruaciones a todas.