Deseando que pasen esas malas noches, rabietas, conflictos,… y un día te das cuenta de que «ya pasó» y, aunque siempre hay pequeñas cosas, te percatas que han cambiado muchas otras. 

Ves que estás en otro momento y que ha vuelto el tiempo y cierta libertad. Ahora el tiempo no se absorbe tanto entre pañales, tomas y mucho cansancio… si no ahora hay pequeños huecos para cantar, bailar, leer, estudiar,…

Se sigue siendo mamá, pero con la cabeza más despejada. Se observa que la capacidad de pensar ha vuelto, la cabeza está menos nublada y oyes mejor la propia voz interior.

Un día una se encuentra parada pensando, analizándose y replanteándose la propia vida. En algunas encontrando un vacío y con la necesidad de reconectarse con una misma.

Aunque puede hacer 2 o 3 años, se está dejando atrás el postparto, dándose cuenta que hay vida más allá de la maternidad, que se quiere enormemente a los hij@s, pero mamá se está volviendo a descubrir. 

Se empieza a tener cierta libertad y ganas de retomar proyectos pausados por la maternidad o nuevos que han surgido después de ella.

Empiezan a ser más necesarias las cenas con amig@s y/o pareja que los encuentros con la tribu maternal.

También es uno de los momentos en que se puede volver a replantear una nueva maternidad, con ilusión, pero también con pereza de volver a pasar por distintos momentos.

Aunque para muchas puede quedar lejos, cuando se materna, en cada etapa de nuestr@ hij@ (sea pequeñ@ o más mayor) se quiere que pase aquello que nos hace sentir incomod@s y que se alargue todo aquello que nos gusta. En muchos momentos nos encontramos con etapas intensas que cuando culminan nos hacen redescubrirnos constantemente, dándonos cuenta de lo distintas que nos sentimos, de lo que hemos aprendido y las nuevas necesidades que tenemos.

Ser madres y padres es un crecimiento personal contínuo.

Anna Bermudo – Maternitat Emocionada