La violencia hacia las mujeres puede adoptar muchas formas distintas y la podemos encontrar en muchos momentos de nuestras vidas.
Hablar de violencia obstétrica es hablar de aquellas prácticas que vulneran el derecho de las mujeres durante el embarazo, parto y postparto y que se realizan sin su consentimiento y sin informarlas de las consecuencias que comportan.
Encontramos muchas mujeres que lloran en silencio sin saber que han sufrido este tipo de violencia, ya que está bastante normalizada, que muchas veces es invisible y poco reconocida socialmente.
Mujeres que se sintieron como un simple envase que se puede abrir de cualquier manera.
Mujeres que les hicieron creer que les habían salvado la vida, sin saber que su vida peligraba por las intervenciones de ese profesional.
Mujeres que se les silencia su dolor y miedo vivido, que reciben poco apoyo, como también escuchan el discurso del entorno que parir y ser madre es esto.
Mujeres y bebés tristes que pueden mostrar dificultad durante el posparto y la lactancia, u otras que sufren secuelas físicas y psicológicas durante meses y años.
Mujeres con recuerdos tan escabrosos de sus partos y que no pueden borrar, que se repiten en bucle en su mente y que no les dejan avanzar.
Se siente impotencia cuando la respuesta de algunos profesionales es negar que exista la violencia obstétrica. Necesitamos profesionales que acepten que en sus hospitales y centros puede haber personas que ejerzan esta violencia en sus consultas y paritorios. Sabemos que algunos centros de salud y profesionales sanitarios trabajan para un trato más humano y respetado durante esta etapa de la mujer. Pero hace falta una alianza entre profesionales y organizaciones de mujeres, para dar voz a las madres y así ir rodeando esa violencia para llegar a erradicarla.
Por ese motivo, es necesario invertir más en la salud de la mujer, como también dar más calidad laboral a los profesionales que se dedican.
Recordar a los negacionistas que el parto es un viaje muy potente para una mujer y que su cerebro crea una película de todo lo que sucede en ese momento. Con todo me refiero a todo, a como te trataron, a como te miraron, a como te hablaron, que prácticas te hicieron, …
Cuando le dices a una mujer que cuente su parto esta es capaz de relatarlo con pelos y señales pase el tiempo que pase.
Me gustaría que los profesionales de la maternidad antes de abrir la puerta de la consulta o del paritorio se hagan una pregunta:
¿Cómo quieres que te recuerden?
Stop violència Obstètrica
Anna Bermudo Bassols