Cuando abres la puerta a una consulta esperas encontrar un/a profesional alegre, con ojos y mente abierta y que escuche cada una de tus palabras.
Desgraciadamente en muchas ocasiones no es así y hay mujeres que viven escenas propias de película de terror.
En demasiadas ocasiones escucho a mujeres que tienen miedo a la atención que van a recibir y a otras que saltan de profesional a profesional buscando ese trato agradable, que las escuchen y las comprendan. Ver que cada vez se normaliza más ir a la defensiva y extrañarnos cuando nos tratan bien.
Entiendo que el sistema tiene muchas carencias y no ayuda a disponer del tiempo necesario para cada una, pero creo que no es motivo para que de centros de gran referencia, salgan mujeres llorando por impotencia, por incomprensión, por prácticas desaconsejadas, por transmisión de información desactualizada…

Necesitamos profesionales que nos hagan sentir relajadas, que sepan escuchar y sean capaces de encajar la historia de cada una con su estado actual, sabiendo luego empoderar y acompañar para buscar soluciones.
He encontrado muy poc@s profesionales por el camino que me han escuchado, me han creído, me han acompañado y/o me han ayudado a encontrar soluciones a lo que me sucedía.
Me siento agradecida a l@s que han creído en mi dolor, en mis cicatrices, en mis sensaciones, en mi historia, o, simplemente, no me han juzgado y han creído en mí.
¿Conocéis profesionales que os hayan escuchado y creído?