Existen mamás que necesitan que dejen de repetirse esos recuerdos, pensamientos, dolores, emociones… que se despiertan por no haber recibido ese acompañamiento esperado durante el embarazo, parto, posparto, lactancia, que sienten que todo no sucedió como se imaginaban o que vivieron violencia obstétrica.

Se puede anhelar que todo desaparezca rápido y se necesita que ese “Ya Pasarà” sea con nosotras mismas. 

Se busca el momento en que se pueda encontrar esa paz con una misma, se deje de llorar, de desgarrarse por dentro, de culparse…ya que todo lo vivido puede causar un malestar y tampoco dejar gozar de una maternidad plena.

“Tranquila algún día harás las paces y dejarás de sufrir por lo vivido” 

A veces no se recuerda el momento que se hace las paces con lo que sucedió, pero llega un día que una deja de sentirse culpable por todo lo sucedido. Aunque la herida está, en ella se encuentra una cicatriz que en algún momento puede molestar, pero ya no sangra a borbotones. Llega ese instante en que puedes hablar de ello sin rencor, sin rabia, sin llorar…

Cuando se acerca el aniversario del nacimiento ya no se tergiversa y, se deja de recordar cada minuto, cada palabra, cada intervención y cada sensación.

Ahora se vive desde la ilusión y ya no se siente que es “el dia” si no “su dia”. Se ha convertido en el día del cumpleaños de nuestr@ hij@ y no el día triste de su nacimiento.

Seguramente es el momento en que una misma se perdona y entiende que no fue su culpa, acepta que se puso en manos seguras y la hirieron.

A veces no solo es cuestión de tiempo, si no también de conversaciones, de comprensión, de apoyo, de terapias,… 

¿Cuántas mamás se sienten así?, ¿Cuántas echan la mirada atrás constantemente y se preguntan si podrían haberlo hecho de otra manera?

Pero ninguna debe hacer nada, solo necesita que la acompañen.