«¡Estate quieta!; ¡Basta! Me haces daño; ¡No te muevas!; Me duele!, Déjame porfavor!….»
Son palabras que una no debería oír ni pronunciar en ninguna circunstancia. Aunque suene increíble, hay mujeres que las sufren en su embarazo, parto y posparto.
No puedo evitar que se me erize todo el cuerpo cuando leo según qué frases o expresiones estos días. Puedo decirte que lo siento en mi piel y sale de mi una sensación de impotencia y rabia. Sé que a muchas les transporta en otras situaciones, pero a mí me remueve mucho, viene a mi memoria cuando un «señor doctor» (si le podemos llamar así) se apropió de mis decisiones durante mi parto y en alguna visita posparto, haciendo de mi zona genital lo que le apeteció y dejándome rota por fuera y por dentro. En ese momento me sentí pequeña y vulnerable, aunque opuse una mínima resistencia, tengo la sensación de dejar de tener voz y voto sobre mi misma y que se sintió poderoso para hacer lo que quisiera ante mis piernas abiertas e inmóviles.
Recuerdo lágrimas caer por mi mejilla y no de felicidad por haberme convertido en madre, sino por una sensación indescriptible que no me dejaba entender todo lo vivido. Por un lado tenía en mis brazos a mi hijo, pero por otro era incapaz de ponerme de pie para cuidarlo.
También no olvido la preocupación de mi marido, su mirada impotente de lo que sucedía, pero confiando que ese «profesional» sabía lo que hacía.
Hace 9 años y aún recuerdo la sensación del corte en el momento de la episitiotomia, fué inesperada y cuando la recriminé encontré un «tú sabes demasiado» como respuesta; de su presión en mi barriga; de las espátulas chocando en los huesos de mi pelvis; de su cara de fuerza tirando de la cabeza de mi hijo; de cada pinchazo en cada uno de los puntos de sutura y su «estate quieta», su «no te muevas» en la exploración genital dolorosa a los 5 días del parto, el «pobrecita mía lloras porque tienes depresión posparto»… Nunca he sabido el número de puntos que suturaban mi periné y vagina, pero los justos para no reconocerme a mí misma por una larga temporada.
Me hace daño pensar que normalicé esta violencia sobre nosotras, ya que el discurso que encontraba era que «parir es esto». Como también el sentirme mal por no haberme informado antes, de haber escogido a ese gine y dejarme llevar por la situación.
Preguntas y más preguntas me hicieron buscar información y ahora estar aquí contándote que un parto también puede ser vivido como una violación.
Doy gracias por haber encontrado respuestas en PROFESIONALES como: @iboneolza @esthervivas @matraactivista @laiacasadevall_matrona @elpartoesnuestroec @nuriavivesanatomia @donallum @salud_mental_perinatal … y acompañamiento y comprensión en muchas
MUJERES PODEROSAS.
Felices los 366 días de la mujer #8M
Como mujer, ¿Has vivido alguna situación que no te sentiste respetada?
Escucho, leo, veo, en esta semana dedicada a la mujer. Compruebo una nueva ola del feminismo con mujeres jovenes, fuertes, valientes, descaradas, directas. Nosotras nos manifestamos en los años 70-80 para legalizar los anticonceptivos, tener la mayoría de edad a los 18, y tener una ley de divorcio. Queriamos ser más libres que nuestras madres. El patriarcado, el franquismo, la iglesia eran tan fuertes que muchas de nosotras Anna, también normalizamos la violencia en nombre de la libertad sexual! Y durante unos años, creímos que el feminismo ya no era necesario.
Pero si Anna, la violencia machista es una epidemia!! La violencia invisible en nombre del amor romántico lo tenemos al lado y la violencia obstétrica a diario en muchos hospitales. Levantemos la voz en todas las etapas del Ciclo Vital de la mujer. GRACIAS de nuevo por compartirnos tu vulnerabilidad y tu fuerza. Núria Vives.
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