Ayer tuve la suerte de poder compartir la experiencia de mis dos partos dentro de un círculo de mujeres muy poderosas. Agradecerles su atención y escucha en un horario de medianoche y lidiando con su cansancio después de un día intenso.

Eran las 12 de la madrugada cuando llegaba a casa, pero no podía irme a dormir sin escribir todo lo que había sentido esa noche. De camino, el silencio del coche me dejaba escuchar cada uno de mis pensamientos y emociones vividas en tan solo unas horas con unas mujeres fantásticas. Fué una reunión increïble y un círculo de mujeres sanador. Me siento con mucha energía después de haber compartido mi experiencia de mi primer parto con violencia obstétrica y mi segundo parto muy respetado.

Recuerdo sobre mi piel las caricias de Rocío y Núria mientras contaba mi historia, esas manos que contienen y que sabes que puedes contar con ellas. Aún tengo impregnado el olor de cada abrazo, el perfume de cada una de las mujeres que me transmitieron su energía. Y me siento así, con mucha energía positiva para seguir escribiendo y luchando para que la violencia obstétrica no sea vista como algo normal entre las mujeres. Cada vez que cuento mi experiència no deja indiferente y tristemente siempre hay alguna mamá que se acerca y me abre su corazón para contarme que ella también ha tenido una vivencia parecida.

Cada vez que cuento mi experiència no deja indiferente y tristemente siempre hay alguna mamá que se acerca y me abre su corazón para contarme que ella también ha tenido una vivencia parecida. Somos muchas en este barco y debemos unirnos para remar en una misma dirección.

La necesidad que contar lo vivido y reunirte con personas que sepan escuchar, comprendan cada una de las palabras y no las juzguen tiene un gran poder. No agradezco haber vivido una mala experiència en mi parto, pero si agradezco todas las personas, sobretodo mujeres, que estoy encontrando en mi camino. Cada una de ellas deja en mí su huella, siento que ellas van moldeándome para que poco a poco vaya descubriendo mi propia esencia. Sus palabras, sus gestos, sus abrazos, sus conversaciones… van tatuándose en mi y han hecho que esté en un aprendizaje contínuo.

Me gustó oír a mi compañera de relato, Rocío, es una mujer guerrera y me encanta como está conectada con su cuerpo. Sus experiencias de parto desprenden mucha fuerza y feminidad. Su conexión con sus sensaciones y necesidades, me hizo gozar oyendo como la mujer sabe en todo momento lo que requiere y sabe controlar su cuerpo sin que nadie lo decida por ella. Gracias por compartir tus relatos Rocío, me encantó escucharte.

Gracias por la noche de ayer, la recordaré con mucho cariño, me llevé conmigo mucha fuerza femenina para abrir nuevas puertas y propuestas.

Gracias, también, a tod@s los que han estado a mi lado ayudando a escoger caminos y atajos para llegar a ser la que ahora soy, seguiré esculpiéndome para ir descubriendo lo mejor de mí.

El poder de las mujeres cambiará el mundo.