La historia de cada una

Esta semana las redes sociales se han teñido de color lila por el 25N, el dia de la eliminación de la violencia contra la mujer, y he podido leer experiencias e historias de muchas mujeres.

Sabemos que existen muchos tipos de violencia hacia la mujer y que para muchas es difícil darse cuenta de que es la víctima y no la culpable. Algunas se enmascaran detrás de practicas normalizadas como seria el caso de la violencia obstétrica. 

Darte cuenta que has sufrido violencia obstétrica a veces no es fácil ni puede ocurrir en el mismo momento. Puede tardarse años en darse cuenta que se ha sufrido este tipo de violencia o a veces nunca, ya que puede quedar muy escondida.

Puede ser que ante un parto violentado no se reaccione ni se entiendan muchas de sus secuelas: sentirse descolocada y muy dolorida, pero incapaz de poner palabras a los propios sentimientos. Para algunas la sensación de violación es muy grande, pero pocos la reconocen.

Cuando todos los pedazos de una empiezan a recomponerse y se empieza a buscar respuestas y leer mucha información, la rabia y la culpabilidad se empiezan a apoderar, se piensa y autocuestiona en como se podría haber evitado y haber escogido otro camino. Pero ahora no hay marcha atrás, solo mirar adelante, pero la sombra de ese momento y ese parto pesan. Pesan físicamente, hay dolor genital, un suelo pélvico muy debilitado, perdidas de orina, penetración dolorosa… Y también psicológicamente hay momentos que todo pesa tanto que cuesta avanzar. 

El entorno suele dar apoyo en los primeros días, ya que es un momento en que una mamá suele estar más sensible, pero cuando se recuerda ese parto durante años la incomprensión también aparece. El entorno puede pensar que se está haciendo una bola demasiado grande, que la historia se está alargando demasiado y que la mamá necesita pasar página y no pensar más en el tema. Es difícil para la gente entender que un “profesional” pueda haber ejercido una violencia hacia una parturienta ya que en la mayoría de ocasiones la esconde detrás de la misma medicina: “suerte que estaba yo para salvarte la vida”.

Para una mujer contar su experiencia de parto es muy importante para poder estructurar lo sucedido e ir construyendo su propia historia, es su historia y debe ser escuchada. Las mujeres necesitan mucho apoyo después de dar a luz,  ya que es una experiencia que marca un antes y un después en cada una, pero aun más si no ha sido agradable. A  veces es difícil encontrar ese apoyo, ya que la violencia obstétrica está poco visibilizada. Se debe pensar que no es facil poder lidiar con todas las secuelas y en algunas ocasiones hace falta un apoyo más profesional.

Cada una tenemos nuestra verdadera historia, la hemos vivido y sentido en nuestra propia piel y restará con nosotras toda nuestra vida. Pienso que contando nuestras vivencias es una de las maneras en que se visibilice el dolor que ejerce la violencia hacia las mujeres.  No pararé de hacerlo hasta el día que después de contar mi experiencia no se me acerque ninguna mujer a darme las gracias por ponerme en su lugar y que me diga que también sufrió una experiencia parecida. El día que todas las mujeres tengan partos respetados yo podré dejar de hablar de violencia obstétrica. De momento seguiré siendo pesada visibilizando mi experiencia y la de muchas otras mujeres, 

#stopviolenciaobstétrica #stopviolenciahacialasmujeres 

Un abrazo.

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