“Mi hijo fue concebido con amor y nació por una violación” (Beck, 2006a)
Hoy me gustaría hablar de un tema un poco delicado.
Las mujeres cuando estamos embarazadas pensamos mucho en nuestro parto. Sobretodo como nos gustaría que fuera, podemos escribir el plan de parto y nos preparamos mentalmente para lo que viviremos en los próximos meses.
Pienso que debemos llegar a ese dia muy informadas, pero también, con la idea de ir sorprendiéndonos de nuestro cuerpo a medida que el parto se va desencadenando, ya que cada parto puede ser distinto.
Pero hay mujeres que su parto no fue como habian imaginado, y no solo por sus cambios corporales, si no que se encontraron con profesionales que no supieron acompañarlas como era debido.
En otros casos, ya no solo tuvieron un acompañamiento emocional poco delicado, sinó que también sufrieron de violència durante. Mujeres que no solo no vivieron su parto como les hubiera gustado, sino que se sintieron agredidas durante él.
Algunos pensarán que són mujeres que han idealizado de antemano sus partos y luego se sienten frustradas al no vivirlo como ellas lo habían soñado. No conozco ninguna mamá que haya imaginado su parto con unos genitales llenos de puntos, con kristeller, con menosprecio… Ya se sabe que muchas veces pueden haber urgencias en los partos, pero hace mucha falta tratar con respeto el cuerpo de la mujer y saber acompañar sus emociones en ese momento.
Mi primer parto no fué nada respetado (mis partos), el dolor de los puntos vaginales me acompañó muchos meses y años el dolor de mi pelvis, esto me hacía recordar lo vivido constantemente.
La primera vez, que oí que hay mujeres que sienten su parto como una violación, fue de la mano de Ibone Olza en el curso de psicología perinatal del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal (en ese momento Terra Mater). Sus palabras fueron las de Sheila Kitzinger que señaló que “las mujeres que sufren partos traumáticos a menudo utilizan el mismo lenguaje que las víctimas de violación y presentan los mismos síntomas” (Kitzinger, 2006). Yo estaba embarazada y los fantasmas de mi primer parto volaban a mi alrededor, me sentía muy liosa, lidiando con un montón de emociones y miedos que me entorpecían poder gozar de mi estado con tranquilidad. Fué una liberación oírla, me conectó con muchas emociones que estaba viviendo y entendí mucho de lo que me estaba sucediendo.
Llevaba años que a vísperas del aniversario de mi hijo ya empezaba estar de mal humor, no entendía porqué no podía estar contenta el dia de su cumpleaños. Aunque lo hacía todo para verlo feliz, yo lloraba por dentro y no disfrutaba de nada. Solo pensaba en ese día, en nuestro nacimiento como familia y me culpaba de cómo le podía haber dado este nacimiento a mi hijo mayor. Y después de darle un buen nacimiento al segundo, sentía que había sido injusta con él, por eso lloraba su día y el de su hermano pequeño.
Poco después Ibone Olza plasmó este sentimiento, entre otros, en su libro “PARIR”, pero ella no ha sido la única que ha hablado del parto como una violación. Aunque seguro que hay muchas autoras/es que han tratado este tema en sus libros, llegó a mí de parte de dos libros más “Mamá desobediente” de Esther Vivas y “La Maternidad y el encuentro con la propia sombra” de Laura Gutman
Muchas veces, cuando cuento mi experiencia, me percato que la violencia obstétrica está bastante normalizada en nuestra sociedad y hay mujeres que les es difícil poder contarlo al entorno. Siempre hay alguna mamá que se acerca y te comenta que paso por una situación parecida. Muchas no lo suelen explicar mucho, ya que encuentran poco apoyo del entorno. Normalmente el dolor incomoda a la gente y muchas veces las opiniones que se encuentran son la de prevalecer el bebé sano al dolor que te hayan podido causar.
Dar las gracias a estas valientes autoras para hablar de este tema. Personalmente, a mí me ayudó mucho a poner nombre a mis emociones y sensaciones, poco a poco ir encontrando el lugar que les toca estar y empezar a hacer las paces con lo sucedido.
Gracias por leerme
Anna